
Veo mi figura tendida en el suelo cómo si fuera alguien más pasando por ella misma. Me veo desde arriba ahí, tirada con la mirada fija, sin quejas. Pensando ¿Debo esperar que alguien venga y me levante? o quizás tan solo deba apoyarme en mis rodillas y levantarme sola. Consiente estoy y siento que también completa, no me falta nada.
No, esperaré que alguien me vea y se disponga a ayudarme.
Pasaron los minutos y seguía ahí, esperando, como me lo había planteado.
Ridícula y avergonzada de mi actitud infantil, me apoyo sobre mis rodillas y pienso: No fue tan difícil, esperé tanto para nada.
Para la próxima vez que caiga intentaré levantarme sola, no voy a esperar nada y ni a nadie.
Si uno quiere, puede.
y así, me terminé de levantar y seguí mi trayecto, intentando no caer.