“Decís que el río Encuentra el camino hacia el mar, y como el río, vendrás a mi, más allá de las fronteras y las tierras sedientas. Decís como el río, como el río el amor vendrá. El amor”…
Es un tiempo perdido, que entra por lo sentidos, que irrumpe de golpe… pasado que se hace presente, que no puede esperar más. Un tiempo perdido que quiere renacer. Un tiempo perdido que quiere ser reencontrado, por que cuando recobramos ese tiempo perdido algo renace en nosotros, y volvemos a sentirnos vivos, volvemos a ser nosotros mismos. Recuperando el tiempo perdido nos reinventamos una y otra vez. Cuando algo se nos hace presente una y otra vez señala algo simple, nunca se fue, por que en nuestro corazón, limón no es limón, limón es hija. Una canción no es canción, es deseo de amar. Pasado no es pasado, es tiempo perdido que quiere ser recobrado…
Casi Ángeles 2009
Es exacto, es preciso, es real. También están esas cosas que no se dicen y no se hacen que quedan atrás para luego juntarse con todo lo olvidado, con lo evitado, con lo ignorado y golpearte lo más fuerte. No quieren ser sombra ya, ser nada. Es cuando estas rara/o y no sabes porque -en realidad lo sabes pero no lo aceptas, no lo asumes- estas mal, te sientes sola/o en un rincón, si no te hablan piensas que te ignoran, que ya no te quieren, que te desprecian. Todo eso sale de adentro como consecuencia de nuestros abandonos, nuestros descuidos. Por no tener a quien, a que, como, cuando, donde. Todo deriva a tu ser y sufrir solo es devastador.
No poder expresar mis memorias con palabras orales es esa pelota de tenis hundida en un balde por presión humana que luego sale disparada a lo alto cuando dejas de presionar. No me conocen por el hecho de no poder, de intentar y fallar.
Quiero, pero ¿a quién me dirijo? Lo peor es ver las consecuencias de lo aún no hecho.
Es solo mi situación.
No poder expresar mis memorias con palabras orales es esa pelota de tenis hundida en un balde por presión humana que luego sale disparada a lo alto cuando dejas de presionar. No me conocen por el hecho de no poder, de intentar y fallar.
Quiero, pero ¿a quién me dirijo? Lo peor es ver las consecuencias de lo aún no hecho.
Es solo mi situación.